domingo, 26 de septiembre de 2010

Las buenas costumbres se están perdiendo

Una buena noche para tomar algo con los amigos, un lugar de reencuentro de caras y de historias en las que nos sentimos familiares y además podemos conocer a nuevas personas y ampliar los puntos de vista sobre algunos aspectos.
Tal es mi sorpresa cuando el destino o el no destino hacen que la situación se dé de bruces contra una realidad que empezaba a ser palpable desde un no muy prometedor inicio, ya que lo importante no es que de forma voluntaria alguien se preste para poder echar una mano en esto o en lo otro, sino la desfachatez de algunos que piensan que pueden dictar sobre otros que gustosamente han estado compartiendo su buen hacer y sus buenas viandas.
Definitivamente cuando no se valora lo que se tiene y las pretensiones son las de estar entre un grupo en el que nadie parece encajar mas que con un calzador, cualquiera que sea su nombre, Saphire o Walker, no es lo relevante. Además cuando se pretende ser también reina entre gnomos u oligofrenicos, se puede crear un pedestal de cristal del que facilmente se puede caer con el más mínimo roce de mazos como palabras bien fundamentadas y que solo los mayores están preparados para comprender y respetar.
Un rato agradable, pero sólo por que la naturaleza de la persona es mucho más importante que el contexto que lo pueda rodear. Se debe disfrutar, pero también se debe respetar y valorar.